lunes, 26 de mayo de 2014

Fuerteventura (IV)

Iglesia Nuestra Señora del Rosario, Puerto del Rosario
En nuestra cuarta jornada completa en Fuerteventura decidimos visitar la capital, Puerto del Rosario. Con una población de poco más de 35.000 habitantes, no deja de ser un núcleo urbano modesto que está perdiendo mucho interés turístico en favor de los entornos turísticos de Morro Jable y Corralejo. Arquitectónicamente hablando tampoco es nada espectacular, aunque sí tiene un parque escultórico al aire libre muy interesante, con más de 50 obras de varios autores repartidas por toda la ciudad.

Estatua de Unamuno, Casa-Museo, Pto.Rosario
En su centro neurálgico, muy cerca del paseo marítimo y del pequeño mercado municipal, se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, un templo neoclásico circundado por una zona peatonal. En una calle paralela y justo al lado del Cabildo Insular está la Casa-Museo Unamuno. Este museo está ubicado en el antiguo Hotel Fuerteventura, donde el escritor y filósofo Miguel de Unamuno se alojó tras el destierro decretado por el General Primo de Rivera en 1924. Por desgracia tampoco pudimos visitarla, ya que era sábado y su horario de apertura es de lunes a viernes.

Biblioteca Municipal de Antigua.
Iglesia Nuestra Señora La Antigua, Antigua
Tras un corto recorrido por la ciudad y algunas compras, nos desplazamos hasta Antigua para visitar las últimas partes de la isla que nos quedaban pendientes. Dimos un pequeño paseo por el pueblo, con algunos bonitos edificios de estilo antiguo, como el de la Biblioteca Municipal, y con la iglesia de Nuestra Señora La Antigua en el centro de la plaza del pueblo. Compramos unos cuantos regalos de artesanía local y continuamos viaje hacia Pájara, donde comimos de maravilla en Casa Isaítas.

Mirador Risco de Las Peñas
Entre Pájara y Betancuria paramos en varios miradores, entre ellos el del Risco de las Peñas, yendo por una carretera de esas que a Exseminarista Ye-ye le encantan y que a mí me ponen de los nervios por su estrechez, curvas y desniveles. Desde allí se puede ver la estampa típica de Fuerteventura, valles rojizos, rocosos y secos, con restos de antiguos sistemas de cultivo y vestigios volcánicos.

Vega de Río Palma desde el mirador de Las Peñitas
Bajando hacia Ajuy, nuestro último destino del día, nos detuvimos también en el mirador de Las Peñitas, desde el que se divisa Vega de Río Palma. Esa zona se caracteriza por ser un pequeño cúmulo de vegetación, cercano a un embalse, y con un frondoso palmeral. En el medio se puede observar también la Atalayeta, más conocida como Montaña de la Teta, un pico de 292 m. de altitud reconocible por la colada basáltica que lo corona a modo de pezón.

Playa de Ajuy
Ya en Ajuy, una playita de arena negra da paso a unos senderos al borde del acantilado que llevan hasta las cuevas, formadas por la erosión del viento y el mar en la roca durante siglos. Al final del camino se puede entrar en alguna de ellas, con impresionantes vistas sobre el mar. 

He de decir que los carteles indicativos estaban en muy malas condiciones (digamos que estaban también erosionados por las inclemencias meteorológicas, desde hace años con toda probabilidad) y eso no ayuda a dar un aspecto cuidado del entorno. Cierto que el hecho de que algunas personas usen las cuevas o los recovecos de las rocas para hacer sus necesidades o tirar restos de comida y otros desperdicios tampoco ayuda, así que los culpables en este caso son tanto los responsables municipales y de patrimonio como los visitantes.

Cuevas de Ajuy
Una pena en todo caso, ya que por lo demás se trata de un bonito lugar con todo el mar al fondo y desde donde dicen que se ven las mejores puestas de sol de la isla. Lamentablemente, no pudimos esperar para comprobarlo.

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(Continuará...)

sábado, 17 de mayo de 2014

Fuerteventura (III)

Playa Barca, Pájara.

Continuando con nuestro periplo majorero, llegó el día de acercarnos a la zona de playas más amplia de la isla, hacia el sur. Ni Exseminarista Ye-ye ni yo somos muy playeros así que nuestra visita a Fuerteventura no se centraba tampoco en ese tipo de turismo. Él ya conocía la isla de otras estancias así que el objetivo principal del viaje era que yo también la conociera y visitar todos los rincones posibles.

Pasando la pequeña localidad de Las Playitas y tras una parada reconstituyente en Gran Tarajal, paramos en Playa Barca, un lugar muy ventoso bien conocido por los aficionados a la práctica de deportes como el kiteboarding y el windsurf. Situada en la península de Jandía, es una de tantas playas de arena blanca sólo rodeadas por hoteles y apartamentos vacacionales.

Playa Barca, Pájara.
En nuestra intención de visitar todos los faros, pusimos rumbo hacia el de Punta Jandía, en el extremo más suroccidental de la isla. El caso es que casi todo el trayecto (unos 17 km.) se realiza por pistas de tierra en bastante mal estado, así que a mitad de camino calculamos que no llegaríamos a la punta con mucha luz y que el regreso por esa pista se haría demasiado incómodo. Desistimos también pues de visitar la magnífica y enorme playa de Cofete, situada justo en la vertiente norte de la península de Jandía, una playa que se ha mantenido virgen en gran parte gracias a esos malos accesos y al fuerte viento que siempre sopla en la zona.

Mirador Degollada Agua Oveja, Cofete.
Decidimos dar la vuelta tras una parada en el mirador de la Degollada Agua Oveja, en el mismo término municipal de Cofete, con un viento que casi no nos dejaba abrir las puertas del coche. Con buena visibilidad, desde allí se divisa el Faro de Jandía, que en la foto no se puede apreciar por culpa de las nubes.

Morro Jable
Tras volver a la carretera principal, nos dirigimos a Morro Jable, uno de los principales destinos turísticos de la isla, situado en el extenso municipio de Pájara. Dimos un paseo por el antiguo pueblo de pescadores que queda ya casi totalmente absorbido por el cúmulo de complejos hoteleros que invaden la zona. La parte urbana es un conglomerado de pequeños centros comerciales, restaurantes, hoteles y apartamentos situados en todo el litoral y a poca distancia de las playas.

Faro del Matorral, Morro Jable.
Allí también hay un faro, el Faro del Matorral, situado en la punta del mismo nombre entre la playa de Morro Jable y la del Matorral. La zona tiene varios sectores protegidos por su interés científico, sobre todo por la presencia del saladar y numerosas aves marinas. Otro esqueleto de ballena adorna el parque anexo a la playa.


Playa de Mal Nombre, Pájara
Antes de abandonar el sur de la isla hicimos una parada en otra de las playas majoreras, la de Mal Nombre, que a pesar de esa denominación es una bonita extensión que podría aparecer en cualquier reclamo turístico con el lema "Visite Fuerteventura". Se trata de una playa de arena blanca, también con mucho viento para no variar. 

Sin duda, las playas de Fuerteventura, anchas, abiertas y muy extensas, son uno de los mayores valores de la isla. Los amantes de los deportes acuáticos y del sol en general encontrarán la isla como un paraíso natural incomparable. Con razón estaba llena de británicos, alemanes y otros europeos de zonas frías buscando con avidez el calorcito de primeros de mayo.

Playa de Mal Nombre, Pájara
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(Continuará...) 

lunes, 12 de mayo de 2014

Fuerteventura (II)

Molino de viento en Tefía
Finalizando nuestro primer día en Fuerteventura bajamos hacia Tefía, una zona con abundante presencia de molinos de viento tradicionales. El estilo de estos molinos es muy similar al que se podría encontrar en cualquier paisaje manchego.

Y como viento es precisamente lo que no nos faltó en la isla, al subir al mirador de Morro Velosa casi volamos. El mirador, legado de César Manrique en Fuerteventura, ofrece unas hermosas vistas del Parque Rural de Betancuria. Desgraciadamente el día estaba bastante nublado y ya era tarde, por lo que en las fotos apenas se aprecia la vasta extensión de terrenos que se divisan desde allí. 

Vistas desde el mirador Morro Velosa
El edificio alberga un pequeño centro de interpretación en el que se hace un repaso del origen geológico de las Islas Canarias y del entorno. Fuerteventura es la primera que surgió debido a la actividad volcánica, hace unos 14 millones de años.

Guise y Ayoze en el mirador Corrales de Guize
Bajando por el valle de Santa Inés paramos también en otro mirador, el de Corrales de Guize, presidido por las imponentes estatuas de los guanches Guise y Ayose. Las dos figuras de bronce, obra del escultor Emiliano G. Hernández, tienen más de 4 metros de altura y representan a los Antiguos Reyes que gobernaban los reinos de Jandía y Maxorata en la isla, antes de la conquista.

Ya en Betancuria, nos encontramos con una villa preciosa y muy cuidada que en su momento fue la primera capital de Fuerteventura. Como un pequeño oasis de vegetación en medio de las áridas montañas majoreras, Betancuria es el municipio menos poblado de Canarias, con apenas 800 habitantes. Tiene una pequeño núcleo urbano con una bonita plaza donde se sitúa la Iglesia Matriz de la Concepción y un par de museos arqueológicos y de arte sacro que no pudimos visitar al ser festivo.

Betancuria
Al día siguiente comenzamos la jornada en las Salinas del Carmen, al sur de Puerto del Rosario y a un par de kilómetros de Caleta de Fuste. El edificio principal acoge el Museo de la Sal, donde varios paneles informativos explican detalladamente el proceso de obtención de la sal y el funcionamiento de las salinas. 

En el exterior se puede contemplar el esqueleto de una ballena, incluido en el proyecto denominado La Senda de los Cetáceos del Cabildo de Fuerteventura. Los cetáceos varados en las playas de la isla son recogidos, analizados y enterrados en lugares apropiados para, posteriormente, proceder a la recuperación de los huesos y a su montaje como escultura natural. El objetivo de este proyecto es sensibilizar al público sobre la conservación del medio marino.

Salinas del Carmen con esqueleto de ballena al fondo

Nuestra siguiente visita fue al Faro de la Entallada, situado en la punta del mismo nombre. Yo tengo especial predilección por los faros, no sé muy bien por qué, pero intento visitar todos los que puedo cuando viajo. Este faro terminó de edificarse en los años cincuenta y fue el último destinado a ser habitado en Canarias. Se trata además del faro más cercano a las costas africanas y tiene un alcance de 21 millas náuticas.

Faro de La Entallada
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(continuará...)

miércoles, 7 de mayo de 2014

Fuerteventura (I)

Parque Natural de Corralejo
Durante el pasado puente del 1 de Mayo hicimos una escapadita a Fuerteventura, isla del archipiélago que yo todavía no conocía. Como su propio nombre indica según algunos y a pesar de que yo no me lo esperaba así, el viento fue nuestro compañero inseparable durante casi todo el viaje. Fuerteventura es, junto con Lanzarote, la isla más oriental de Canarias. Esto la sitúa a escasos kilómetros de África (concretamente 97 km.) y le otorga un clima seco y un paisaje árido y casi desértico en gran parte de su extensión.

Dunas de Corralejo
Nuestro viaje comenzó yendo hacia el norte, visitando el municipio de La Oliva y atravesando el Parque Natural de Corralejo. Esa zona supone uno de los principales atractivos turísticos de la isla por las extensas dunas de arena blanca y las playas. Desde Corralejo se puede divisar la isla de Lobos, situada a unos 2 km. de Fuerteventura. Hay trayectos diarios en barco para visitarla, aunque no nos coincidió poder acercarnos.

Lillu con isla de Lobos al fondo
La zona urbana de Corralejo es un cúmulo de bloques de apartamentos, muchos bastante antiguos y de bastante mal gusto arquitectónico, mezclados con cubículos de tiendas de marca y pequeños centros comerciales destinados inequívocamente al turismo, principalmente británico. Ese panorama me resulta personalmente muy poco atractivo y carece de todo interés cultural, así que dimos una rápida vuelta por el centro sin apearnos del coche y tomamos rumbo hacia otros paisajes más atrayentes.
 
Rodeando la zona, hacia el lado occidental de la isla, visitamos el Faro del Tostón, en Punta Ballena, cerca del pueblo de El Cotillo. El faro funciona desde 1897 y alberga el Museo de la Pesca Tradicional, donde se muestran las tradiciones pesqueras de la isla y ejemplos de explotación sostenible de los recursos marinos.

Faro del Tostón, (Punta Ballena, El Cotillo)
Desde allí visitamos El Cotillo, un pequeño pueblo pesquero donde nos habían dicho que se comía muy bien, pero como todavía era temprano tuvimos que dejarlo atrás mientras veíamos cómo descargaban el pescado fresco para los restaurantes. 

Viajando hacia el sur paramos en La Oliva, capital del municipio. La plaza del pueblo la preside la Iglesia de Nuestra Señora de La Candelaria, una obra mudéjar de tres naves típica de la arquitectura local.

Iglesia Nuestra Señora La Candelaria, La Oliva
Cerca de allí, en las afueras, se encuentra la Casa de Los Coroneles, una construcción del siglo XVII que representa perfectamente el poder de los señoríos de la época. Al coincidirnos días festivos y un fin de semana de por medio, no pudimos visitarla por dentro, como nos ocurrió con la mayoría de los monumentos, pero al menos inmortalicé los exteriores para la posteridad.


Casa de Los Coroneles, La Oliva
También en el municipio de La Oliva se encuentra la montaña de Tindaya, uno de los accidentes geográficos más representativo de la isla de Fuerteventura y con un gran interés histórico y geológico por sus grabados rupestres. Tiene 400 metros de altitud y alberga una chimenea volcánica, como la mayoría de montañas de la isla. A pesar de ser declarada como bien de interés cultural, su piedra ha sido explotada hasta hace relativamente poco y sobre ella se proyectó una obra escultórica liderada por Chillida cuyo objeto era vaciar el interior de la montaña, a lo que se opusieron varios colectivos ecologistas. Por suerte, el proyecto está ahora mismo en punto muerto. El caso es que tampoco pudimos acercarnos mucho a Tindaya porque sólo se puede acceder a ella a través de sendero y el entorno despoblado no me ofrecía demasiada confianza para tal empresa.


Lo mismo nos ocurrió con el Monumento a Unamuno, que creímos divisar en la distancia al pie de otra de las montañas de la zona pero al que nos fue imposible llegar porque el acceso se limita a pistas de tierra poco aptas para vehículos. A posteriori leí que ese monumento se sitúa en Montaña Quemada y consiste en una estatua de unos 8 metros de alto. Para llegar hay que tomar un sendero de unos 3 km., pero en aquel momento ni nos lo planteamos ya que era media tarde y no llevábamos calzado apropiado para una caminata.

Montaña de Tindaya
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(continuará...)